Imitaciones Irónicas: El caso del Falso Gelblung

Cada un par de meses @PipaHidraulica recuerda y saca a la luz en Twitter un tema inquietante que lo acongoja, y con razón. La Otra Pata, el programa que condujo Marcelo Zlotogwiazda en Radio Mitre hasta fines de 2012, contaba con un imitador de Chiche Gelblung. En principio puede no parecer una absoluta locura; una persona comida por un personaje, con un timbre de voz, una modulación y un ritmo particular y reconocible, y con opiniones y expresiones generalmente llamativas.

No debería ser nada extraño, hay que llenar varias horas de programa por día y justificar el sueldo de (al menos) un imitador por programa. Pero no, no era todo tan simple. La imitación de Chiche no era una imitación tradicional con fines risueños. La personificación de Martín Bilyk, destacado imitador profesional cuya versión de Aníbal Fernández en PPT juzgo muy buena, no intentaba hacer reír, ni ser burlona ni caricaturizante del Gelblung original. La imitación se esmeraba en tener un colaborador de radio que emule verídicamente a Chiche Gelbung, sin exagerar sus opiniones, arremeter en silencios para rematar con chistes, ni contar anécdotas inventadas sobre un pasado inexistente. Se esmeraban en tener a un Chiche Gelblung de repuesto. De por sí el original ya ocupaba varias horas en la mañana de la misma radio y en el pase del mediodía con Lanata. Incluso Bilyk ha llegado a reemplazarlo en su programa de la mañana cuando el ex director de La Semama estaba ausente.

Particularmente rememoro una sola situación, escuchando La Otra Pata. No recuerdo a qué venía, pero el Falso Chiche argumentaba largo y tendido que el ahorro de agua de red no tenía sentido porque el agua no se agota, precipita sobre el Río de la Plata, las plantas potabilizadoras hacen su trabajo, y hay agua infinitamente. En lo exagerado y descuidado del postulado está la clave: No lo decía en tono irónico ni jocoso, nadie se lo discutía ferozmente, y al terminar su argumento el programa continuó como si una opinión más, seria, hubiese pasado. Una opinión provocadora porque sí, pero que nadie juzgaría descabellado que pueda venir del Gelblung original.

En tiempos de consumo irónico, se trató de una imitación irónica. Recontra valga la redundancia, una imitación sin ironía alguna, un intento de personificar a otra persona, reemplazarla. Y por si fuera poco, a Chiche Gelblung, quien de por sí ya era un periodista con cantidad de horas al aire, de probada incredibilidad y escaso nivel de aprobación. El chiste es que no había chiste. Bilyk tomaba por varios momentos la rienda del programa como si realmente fuera Gelblung, y aunque seguramente tenía bien estudiados los modismos y ritmos, el timbre de voz no dejaba engañar ni un minuto.

Citando a @PipaHidraulica, tienen que estar locas muchas personas para que algo así suced:. Zlotogwiazda, el imitador, los responsables del programa, las autoridades de la radio y los oyentes. El hecho de que se haya naturalizado la presencia de un imitador en todos los programas de radio es una batalla perdida desde hace rato. Pero que esta herramienta sea utilizada para evocar civilmente la presencia de un fabulador, chanta y personaje de segundo orden como Chiche Gelblung sin ningún tipo de necesidad coyuntural, bien pasadas las horas de su propio programa, es no menos que un exceso.

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